El cáncer de vejiga no músculo invasivo se caracteriza por una alta tasa de recurrencia y progresión de la enfermedad. El tratamiento se individualiza en función del riesgo de cada paciente. Las opciones terapéuticas disponibles incluyen la mitomicina y el Bacilo de Calmette-Guérin, este último presenta problemas de desabastecimiento o de resistencia, entre otros, por lo que existe interés en técnicas que aumenten la eficacia de la mitomicina como la quimiohipertermia intravesical conductiva. Actualmente, las guías de práctica clínica no recomiendan esta técnica por falta de evidencia sobre su eficacia.